viernes, 20 de noviembre de 2015

Nivelando la violencia

La Secretaría de Educación Pública de Puebla (México), desarrolló la “Estrategia Estatal para Promover la Convivencia” con apoyo del Instituto Politécnico Nacional (IPN) quien a su vez diseñó el “Violentómetro” que busca concientizar a alumnos, padres de familia y profesores, sobre este tema.

Según podemos observar el violentómetro busca la medición de la violencia escolar, distinguiendo distintos niveles que van acrecentándose acorde a la magnitud del problema que ocasiona el agresor. 

Esta idea creativa de sensibilizar, sería muy útil colocarla en los salones y en distintas partes del colegio (el patio por ejemplo), visible tanto para los alumnos como para los profesores o cualquier autoridad que pueda ingresar a la escuela. De esta forma, el violentómetro proporcionaría a todos una manera fácil de identificar los distintos niveles al estar tanto de accionador como de observador e incluso de víctima. 

Ayudaría mucho sobre todo a los agresores que no son  capaces de darse cuenta del daño que causa su accionar, empezando por el nivel más básico que vendría a ser "burlarse de compañeros o maestros". 

La forma tan específica del violentómetro de nivelar y colocar una "puntuación" a cada acto violento, permitiría la realización, de castigos o reprimendas hacia los agresores, así como la necesaria intervención específica tanto en ellos, como en las víctimas. 

Es sumamente importante concientizar a la población en general, de la forma en cómo la violencia se va desarrollando, empezando de "pequeñas bromas", pasar a robar, golpear jugando y terminando por violar y/o lo que es el final de todo: asesinar. 

Normalmente los padres o profesores que son principalmente los que ejercen la autoridad sobre los niños o adolescentes, aceptan muchas veces accionares errados de ellos, considerándolos nimios y no dándoles la importancia que se debe. Para frenar la violencia y el maltrato hacia cualquier ser humano o animal, no solo en la escuela si no en los demás espacios de convivencia social, debe hacérsele frente desde el más mínimo acto que fomente violencia ya sea verbal o física.

Para ello, se diseñan programas en donde mediante talleres se sensibiliza y concientiza a los adolescentes y niños acerca de las repercusiones que podría tener el mínimo acto que genere violencia; creando futuros líderes, humanos y capaces de desenvolverse asertivamente ante cualquier situación. 

Los adolescentes y niños captan la información y enseñanzas de una forma más lúdica, por ello se prepararán actividades dinámicas, creativas y sobre todo que hagan reflexionar, todo esto para fomentar valores que les propicien realizar un cambio que empezará por ellos y terminará repercutiendo en la sociedad poco a poco, hacia el futuro. 

Si queremos un futuro sin violencia, hay que empezar trabajando con los más pequeños. 

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